Tras los artículos de plataformas elevadoras de tijera y plataformas articuladas, teníamos pendiente acercarnos al tercer tipo más común de plataformas que existe en el mercado: las plataformas telescópicas. Vamos a ver en qué consisten y qué las diferencia del resto.
Las plataformas elevadoras telescópicas son un tipo de plataformas de trabajo aéreo caracterizadas por el uso de brazos telescópicos. Éstos se alargan o acortan como los segmentos de un telescopio para alcanzar la distancia de trabajo requerida.
La principal diferencia con sus hermanas articuladas es que no disponen de puntos de articulación (exceptuando la propia cesta y en algunos modelos un pequeño tramo articulado final llamado plumín). En otras palabras, un elevador telescópico dispone de una menor gama de movimientos para situar la cesta en la posición deseada, a cambio, su distancia máxima de alcance es muy superior, por su particular diseño.
Base: chasis sobre el que descansa la plataforma. Debe ser muy robusto y estable, para compensar el peso del brazo telescópico en su alcance máximo. Normalmente se sitúa en el suelo, sobre ruedas u orugas, pero también puede instalarse en un vehículo o ayudarse de patas estabilizadoras adicionales para incrementar su estabilidad. Integra el grupo hidráulico, encargado de proporcionar la fuerza para elevar la plataforma.
Brazo: mecanismo telescópico que permite la elevación de la cesta. En ciertos modelos puede tener un segmento articulado al final (plumín), que permite una rotación horizontal y vertical limitada.
Cesta: es la superficie de trabajo de los operarios, rodeada por una barandilla y rodapié para evitar la caída de personas u objetos.
Altura: sin duda su ventaja determinante. El diseño del brazo telescópico les permite alcanzar alturas de casi 60 m, lo que las hace imbatibles en trabajos donde se necesita acceder muy alto.
Alcance horizontal: hasta media altura es muy elevado, casi de 25 m en los modelos más capaces.